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El lujo de la tapa dura

Una de las decisiones que ha de tomar el autor es si encuaderna el libro con tapa dura o tapa blanda. Lógicamente, si miramos los costes de impresión se apostará por la tapa blanda que es mucho más económica, ya que la tapa dura acostumbra a salir cara. Pero esto no tiene porque ser así, la diferencia puede ser de unos euros más y, en cambio, el resultado final salta a la vista. Siempre impacta más al lector un libro con tapa dura aunque sólo sea una primera y superficial impresión. No no engañemos, el peso en papel también se tiene en cuenta a la hora de comprar un libro. El hecho de que el libro sea en tapa dura es un valor añadido del libro que le da un sello de calidad. Hoy en día, el libro todavía continua siendo un objeto físico y no simplemente una descarga electrónica de bits.

Por eso, si no vas a publicar muchos libros, o es tu primer libro, o quieres que el libro sea un regalo de calidad, es mejor gastarse un poco más y encuadernarlo con tapa dura porque el libro es un objeto preciado y si está bien encuadernado es un placer visual toda la vida.

Lo cierto es que una cuidada tapa dura de cartón, ya no digo de reluciente cuero,  le da robustez y tienes la sensación, aunque aparente, de que es una obra sólida.  Además, embellece la librería porque, al fin y al cabo, un libro, una vez leído, también puede ser un elemento decorativo. A mi me encantan, los pisos amueblados de libros, hayan sido o no leídos por su propietario.

En el momento actual en que está impulsándose el libro electrónico, sin encuadernación, sin tapas, al otro extremo sobrevive el libro de tapa dura, especialmente  para esos libros más cuidados, llamados lujosos, con impresionantes  fotografías, obras de arte, etc. Esperemos que en el futuro los libros de tapa dura no sean una reliquia en vetustas bibliotecas.

Carles Valls, Publicar un libro.com

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